Tácticas para la organización

Sistema básico para una organización.

 

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En enero del 2001, en las instalaciones de la Primavera en Guadalajara, nos reunimos algunos directores técnicos para tomar un curso de Actualización, propiciado por la Federación Mexicana de Fútbol. El invitado principal en esta ocasión fue el seleccionador nacional en aquel tiempo, «Ojitos» Meza y su equipo de trabajo.

Independientemente de los temas tratados, de por sí todos importantes y fundamentales, quizás el más esperado fue el de «sistemas tácticos». ¿Quién no quiere saber el sistema perfecto para derrotar constantemente a sus rivales? Creo que ustedes también querrían saber con qué sistema podrían conseguir sus metas y alcanzar los objetivos propuestos.

Durante la sesión, y concretamente en este apartado, llegamos a la conclusión de que los técnicos aplicamos por regla general tres sistemas tácticos:

a) De acuerdo con el rival que enfrentamos.

b) De acuerdo con un sistema preestablecido.

c) De acuerdo con las condiciones de nuestros jugadores.

Como podrán imaginar, el uso de cada sistema era defendido a capa y espada por cada uno que lo aplicaba y lo sentía infalible.

Nuestro seleccionador era, y siento que todavía lo es, un brillante utilizador del sistema B, aunque con nuestra selección su paso estuvo inmerso en el fracaso absoluto. Precisamente, en este tiempo  y en conversación directa con él, un servidor mencionó las causas que le podrían llevar a esta situación: exceso de jugadores aeróbicos que difícilmente pueden cubrir los balones a las espaldas, falta de técnica para el juego de paredes en conjunto (necesidad de entrenamiento y trabajo constante  para su aplicación) y grandes espacios para jugadores anaeróbicos, típicos de la zona en la que competimos. Debemos tener en cuenta que Meza actúa con su equipo como con un bloque que se mueve al unísono, en un espacio de 40-45 metros, de los 100 que tiene de largo de la cancha.

La reflexión que les pido a ustedes es que visualicen cuál de las tres tácticas se acomoda a su empresa, gerencia o departamento, que accedan a ella y la apliquen para conseguir mayores rendimientos.

DE ACUERDO CON EL RIVAL QUE ENFRENTAMOS

Un sistema de este tipo nos hará expertos en el análisis de la actuación de nuestros competidores, aunque siempre estaremos al remolque de ellos y preparando estrategias que nulifiquen su quehacer en el mercado, sin que ello asegure nuestro triunfo y mucho menos adquirir mayor proporción del sector en el que actuemos.

La compañía estará exenta de creatividad, será imitativa con una iniciativa dependiente de las acciones de la competencia. De antemano se renuncia, al liderazgo y denota una sensación de debilidad.

Según mi opinión, son pocas las ventajas que se consiguen con este actuar, excepto el sobrevivir para esperar tiempos mejores. Tener personal capacitado para cambiar constantemente y asumir el actuar de la competencia significa que, en un momento determinado, se pueden utilizar estos valores para propiciar el cambio total de táctica y pasar de ser una compañía más agresiva, con estilo propio y definido. Es decir, dar el salto en el momento apropiado, después de haber aprendido lo suficiente y permitido la formación del personal, hasta lograr hacerlo altamente competitivo.

Algo parecido a lo que sucede con equipos chicos que se vuelven aspirantes al titulo después de un cambio total, el Pachuca sería un ejemplo en el fútbol mexicano, al igual que el Deportivo La Coruña lo establecería en el español o Leicester en el inglés.

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DE ACUERDO CON UN SISTEMA PREESTABLECIDO

Un sistema propio para departamentos administrativos, contables y de Control. Los elementos que lo ejecutan tienen conocimiento pleno de la compañía, sobre todo de sus sistemas de flujo de documentación, programas y archivo. En pocas ocasiones se puede salir de la rutina y la creatividad y la innovación son casi nulas, ya que todo está preconcebido y establecido. Cuando se domina en su totalidad los resultados son francamente positivos, no dan pie a las sorpresas, y la compañía o departamento mantiene siempre un ritmo continuo y de alto rendimiento.

En un sistema de este tipo prevalece el equipo, toda la labor se realiza en pro del resultado, el personal que lo ejecuta tiene que tener características apropiadas para cada función especifica, sin que se salga de los márgenes previstos. Se debe actuar siempre en bloquee, con una interrelación casi perfecta entre departamentos, para que exista una continuidad en todas y cada unas de las funciones a ejecutar.

La labor de los ejecutivos viene a ser casi de observación, seguimiento y corrección en caso de algún fallo, ya que se supone que siempre hay un guión establecido para cada ocasión, evitando los riesgos.

Un buen ejemplo de este tipo de funcionamiento trasladándolo al deporte lo tendríamos en el Toluca campeón con Meza o el Pachuca de Vucetich en uno de los últimos torneos nacionales.

DE ACUERDO CON LAS CONDICIONES DE NUESTRO PERSONAL

La mayoría de ejecutivos son contratados por diferentes compañías en la esperanza de que su labor genere un cambio de ritmo y modifique la marcha del departamento o la empresa. En principio, es de suponer que esta contratación obedece a que la dirección no está obteniendo los resultados adecuados, por lo que el sistema que se está empleando ha dejado de ser efectivo.

En la mayoría de casos, al igual que en el fútbol, se hace imposible cambiar a todo el persona, lo que se opta por remover la cabeza y con ello propiciar el cambio.

Tratar de seguir con el mismo sistema que se estaba aplicando nos llevaría al fracaso. Aquí me gustaría recordar una frase que pocas veces se tiene en cuenta: «El que no aprende de la historia tiende a repetirla». Así, la solución más efectiva es emplear el tercer sistema por medio de las tres «A»: acceder, aceptar y actuar, de acuerdo con las características de nuestro personal.

Una vez que se tenga acceso a las virtudes de nuestros colaboradores, que las aceptemos como tales, la misión consistirá en saber situarlos en el mismo ideal para saber que puedan actuar con el máximo de eficiencia y con ello obtener el mejor rendimiento de todos y cada uno de ellos en beneficio propio y de la empresa.

Regresando en paralelo al deporte, lo vemos continuamente con los cambios de técnicos y el resurgimiento de los equipos. Sin ir muy lejos lo tenemos en el que se ha venido a llamar la escuela «Lavolpista», con el mismo Lavolpe y sus discípulos (Herrera, Romano, Bueno y Graneolatti, entre otros).

Muy hechos a explicar las cualidades del jugador y al debut de jóvenes, rompiendo con lo establecido en beneficio del juego del conjunto.

Tres formas de aplicación de sistemas muy válidos nuestro mundo profesional, todo prácticos y eficientes, dependiente del momento de cada empresa y de sus necesidades. El conocimiento de ellos nos podrá dar una visión simple de aplicación, que nos permitirá resultados inmediato a corto plazo, que garanticen el éxito de nuestra gestión de acuerdo con los objetivos que se establezcan por parte de cada entidad.

No podemos olvidar que hay un sistema para cada momento, que se puede aplicar y cambiar conforme vamos logrando los avances que nos permita nuestro ritmo de crecimiento. Por esto, es importante saber cuándo debemos sobrevivir, estabilizar o avanzar, síntomas que nos permitirán entender qué sistema aplicar.

 

 

 

 

 

 


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