“Los problemas son para solucionarlos, no para cargarlos”.

Es una situación que se da en cada día de nuestras vidas, quién puede levantar la mano y decir, yo no tengo ningún problema. Creo que es difícil encontrar a una persona así, la realidad es que los problemas nos abruman y más cuando no somos capaces de desarrollar un organismo de defensa que nos permita solucionarlos de forma inmediata, podrá ser más grande o pequeño pero el hecho de dejarlo existir y de que se haga perenne lo hace extremadamente peligroso. Siempre he comentado que una de las formas de ser feliz es no crear, ni cargar problemas, que estos deben afrontarse y solventar a medida que van apareciendo, tomar soluciones que a lo mejor no podrán ser inmediatas, pero no por ello no tienen solución, y estas se deben tomar de acuerdo con nuestras capacidades que incluyen el corto, mediano y largo plazo. Imaginemos por un momento que hemos contraído una deuda monetaria que nos está estrangulando y haciendo imposible nuestra existencia, es claro que debemos buscar la fórmula que nos permita solucionar y además que afecte lo menos posible el día a día, por lo que deberemos negociar si o si, una forma de pago que no perjudique la forma de vida que tenemos, aunque si requiere algún sacrificio, hay que intentar que este no sea tan grande cómo para perjudicarnos. No debemos tener miedo ante este tipo de situaciones, pueden estar seguros de que nuestro acreedor, sea quien sea también pretende solucionar esta deuda y su objetivo principal es cobrar, por lo que las posibilidades para un arreglo son casi inevitables. A partir de ahí, habremos descargado un problema de la carga que tenemos y esta estará más ligera y llevadera. Así deberemos hacer con todos y cada uno, que no nos dejen ser y mucho menos vivir. Puedo asegurarles que esto nos hará más responsables y evitará que nos metamos en muchos líos que no nos conciernen.

Una amiga me comentó uno de sus problemas, no se cómo bajar de peso, y no estoy dispuesta a tomar ningún remedio que me impida comer, ni pastillas, ni ayunos, bajas, pero luego vuelves a subir de golpe. Yo le pregunté, cuántos kilos quieres bajar. Me contesto que solo 5, que son los que le permitirían tener su peso ideal según su altura. La propuesta fue simple, le dije que te parece si somos capaces de bajar 250 gramos por semana, esto no variará mucho tus costumbres de comida y en 20 semanas estarás en tu peso ideal, habrás aprendido una forma de mantener tu cuerpo con un peso específico y ya no tendrás esta preocupación. La verdad es que fue sencillo, solo cambiando un par de hábitos e incluyendo una pequeña caminata todos los días que le sirvieron de relax, consiguió su objetivo antes de que se cumpliera el tiempo previsto, lo que era un verdadero problema que la enojaba, pasó a ser un cambio y una experiencia sensacional.

Esta es la forma de salir delante de este tipo de situaciones, enfrentándose y dándoles solución, apartar los problemas de tu vida pueden ser una experiencia capaz de cambiarla, una nueva forma de estar totalmente con tu mente libre, sin que se vea acosada y no le permita desarrollarse libremente y quizás lo más importante, ni siquiera le permita descansar.

Yo te recomiendo que no le tengas miedo a los problemas, estos existen y seguirán existiendo siempre, es un hecho que forma parte de nuestras vidas, lo tenemos que ver cómo algo natural y por lo mismo debemos tomarlo cómo tal, por lo que debemos tener un método activo que nos dé siempre la alarma cuando esto ocurre y nos haga reaccionar con una sola acción: solventar la situación que vamos a enfrentar al instante, no dejarlo por ningún motivo para otra hora, día o semana.


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