Estambul antigua Bizancio y Constantinopla.
La verdad es que se llega un poco con miedo a esta hermosa ciudad, las noticias generalizadas sobre posibles ataques terroristas alarman a cualquiera en esta zona, también las disputas con Libia, Irán. Irak, Egipto y otros países cercanos. La realidad es otra, desde la recepción en el aeropuerto, hasta la recogida con el guía te genera una impresión positiva y un ambiente de primer nivel.
Tenía ganas de conocer la antigua Constantinopla y ver con mis propios ojos lo que tantas veces disfrute a través de imágenes y libros. Lo cierto es que es una ciudad al más estilo europeo, con avenidas, puentes y modernismos edificios en sus zonas cercanas, fraccionamientos residenciales a la orilla del Bósforo y dos zonas muy identificables, la europea y la asiática.
Dejando a un lado su rica historia, es sede del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, cabeza de la iglesia ortodoxa, aunque la mayoría de la población es musulmana, con pocos cristianos y algunos judíos. Aunque sus culturas están muy arraigadas en el centro donde puedes ver algunos de lso monumentos más históricos e influyentes de nuestro mundo actual.
En su ciudad puedes ver influencias griegas cuando la ciudad se llamaba Bizancio, nombre en honor al rey Byzas, disputas con persas, espartanos, macedonios, era una ciudad cuya ubicación privilegiada generaba este deseo entre los conquistadores de esta época, entre ellos el gran Alejandro el Magno. El imperio romano primero y el otomano en forma posterior fueron los que marcaron sus épocas hasta llegar a la actual república de Turquía.
Para llegar a nuestro destino pudimos apreciar el Hipódromo de Constantinopla, lo ves y debes visualizarlo mientras paseas de un lado al otro tal y como si estuvieras en una acera de grandes dimensiones.
Nuestra primera visita fue el museo de Santa Sofía, la expresión que sale de mis labios, es, hay que verla, una iglesia que se convirtió en mezquita, hoy es un lugar para ver cómo se convergen los años y como dejan ver a través de ellos, al observar sus pareces, sus tapices, sus suelos y mármoles, el trabajo con la madera, como te va dejando admirado y en silencio con cada paso que das, descubriendo por tu cuenta, creando en tu imaginación miles de imágenes que se suceden tratando de integrarte en todos y cada uno de sus rincones. Entras al recinto con admiración, sales mudo.
La visita a la Mezquita azul, una de las más grandes, con capacidad para 10 mil personas, nos ubico en la realidad de la ciudad con mayoría islámica, impecable en su construcción y con un interior sencillo pero majestuoso que invita a la oración. Se me hizo impresionante su estructura, llama la atención y se distingue al romper el paisaje citadino del centro.
No puedes irte de Estambul sin visitar su bazar, comprar algún tapiz, probar sus dulces, y pasearte buscando algún recuerdo regateando su precio hasta que llegas a un acuerdo, debes desde los puentes el estrecho de Bósforo que separa a dos continentes, disfrutar en sus alrededores sus delicias de pescado en puestos y restaurantes pegados unos a otros que expiden su olor, suficiente para atraerte además de llamar tu atención.
El Palacio de Topkapi impresiona, construido en el siglo XV fue la sede del sultanato durante más de 400 años, hoy se guardan en el muchos de los tesoros de la cultura otomana.
Importante no dejar de ver el mercado de las especies, ver la variedad de colores y productos que se ofrecen son interminables, es un pequeño pase agradable y en el que te das cuenta de que el mundo es muy diverso y cada día tienes algo nuevo que disfrutar de él.
Nos quedó tiempo para poder ver y admirar la cisterna de la Basílica, un enorme depósito de agua romano bajo tierra con 9800 metros cuadrados de superficie y 336 columnas de mármol, algunas de ellas con su propia historia, muchos la reconocen de forma inmediata por formar parte de alguna película hollywoodense del profesor historiador Robert Langdon protagonizada por Tom Hanks de nombre Inferno.
Recorrimos también parte de la ciudad con sus tranvías, te ayuda a entenderla y como la gente hace la vida fácil o así se visualiza, sin atropellos con educación, sin molestias y con gran educación en todo el movimiento ciudadano que se parecía.
Se nos hizo a Montse y a mí poco, nos quedó la sensación que debíamos descubrir más y que teníamos que regresar algún día, así que en nuestra mente empezaron a desfilar nombres como Antalya, Pamukkale, Kusadasi, Göreme, Selcuk, Adana, Capadocia, Gaziantep, Ürgüp y Monte Nemrut, muchos lugares que nos gustaría pisar y ver.
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